Si no me gusta coger autobuses para largo recorrido, hay motivos y en esta ocasión, no es para menos.
En mi último viaje, no tuve la suerte de conseguir billetes para tren y no me quedó otra cosa que resignarme a encontrar una alternativa autobusera.
Conforme subía al nivel -1 de largo recorrido del intercambiador de Av. de América, empezaba a vislumbrar el panorama.
Gente hacinada por todas las paredes, los suelos y las esquinas, asientos de salas de espera rebosantes, colas interminables y pantallas sin funcionar. Me vino a la mente el periodo comprendido entre 1940-1941, Londres asediada por los los bombardeos alemanes (también conocido como «Blitz«). Ciudadanos ocultos, resguardándose de las bombas en las estaciones y los túneles de metro como bien podían.
La única diferencia entre aquello y el intercambiador, era la ausencia del ruido de las explosiones y de la alarma antiaérea.
Deprimente, es la palabra.
eres un quejica
pero un quejica guapo xDDDD te quiero peque