Vuelvo a ser yo mismo. Quizá el que he sido siempre o, más bien, el que nunca llegaré a ser. Aquel lobo que husmea entre las esquinas, el que acecha y acosa a sus presas sin compasión hasta conseguir lo que necesita. Soy el cordero degollado que mira con ojos vidriosos, buscando a aquél que …